La adaptación de la enseñanza a las competencias clave, imprescindible

Las Competencias Clave y la LOMCE

Desde la Unión Europea se ha insistido en los últimos tiempos en la obligación, por parte de la ciudadanía, de adquirir una serie de competencias clave para poder lograr su pleno desarrollo tanto personal como social y profesional en un mundo cada vez más globalizado y exigente, y así formar parte de ese tan necesario desarrollo económico vinculado al conocimiento.

Ya, pero, ¿Qué son las competencias clave?

Tener competencia en algún campo se puede definir como poseer la capacidad de responder a las demandas y tareas necesarias en el mismo. Dicho de otro modo, la competencia es la capacidad de saber hacer que se aplica al ámbito en cuestión. Pero definiéndola simplemente así nos estaríamos quedando cortos. Tener competencia en una materia no es solo saber manejarse en ella, sino que las actuaciones deben ser realizadas de una manera eficaz.

Así, se considera competencia a todo aquel conocimiento en la práctica, desarrollado en base a una continua participación activa en determinadas prácticas sociales, y por tanto con posibilidad de ser desarrollado tanto en el contexto educativo formal como en el no formal.

Es fácil deducir entonces que existen distintos tipos de competencias, aplicadas a una diversidad de contextos académicos, sociales y profesionales, y es aún mas sencillo suponer que, para que ese saber hacer se lleve a cabo, se debe comprender exactamente ese contexto, que suele estar integrado por un conjunto de prácticas y destrezas.

La adaptación de la enseñanza a las competencias clave, imprescindible

¿Cómo adquiero esas competencias clave?

Saber manejarse eficazmente una materia implica un conocimiento integral de la misma, por lo que el aprendizaje de una competencia debe tener un carácter transversal y dinámico:

  • Transversal porque debe ser abordado desde todas las áreas del conocimiento, y por parte de las diversas instancias que conforman la comunidad educativa.
  • Dinámico porque las competencias no se adquieren en algún momento concreto y como algo que permanece inalterable desde el momento en el que se obtienen, si no que es un proceso continuo, una escalada en la cual, como individuos, vamos adquiriendo mayores niveles de especialización en las mismas.

Y así llegamos al núcleo del presente artículo, y al nexo de unión entre competencias clave, la LOMCE y nuestros lectores, que se preparan para acceder a la enseñanza. Y es que la adquisición de estas es una de las obligaciones intrínsecas que se le deben exigir a la educación de una futura ciudadanía que, como hemos mencionado al inicio del artículo, esté plenamente desarrollada y preparada para el mundo actual.

Así, las competencias se relacionan en una adecuada educación con los contenidos y los criterios de evaluación tanto de educación primaria como secundaria obligatorio y bachillerato, y pueden ser objeto de mejora por aquellos opositores, incidiendo en ellas para la elaboración de sus programaciones didácticas, mucho más dinámicas y llamativas que las más clásicas, y por tanto mucho más favorecidas de cara a la vista del tribunal de oposición.

Las siete competencias clave de la LOMCE

Tenemos ya claro que las competencias clave implican que tanto la enseñanza como el aprendizaje no son ya una cuestión meramente teórica, de memorización de contenidos que vuelve a los alumnos grabadoras con vida, si no que se da las herramientas al mismo para que aplique esa teoría, esos conocimientos aprendidos, a todos los aspectos de su vida.

Esto, como ya podéis suponer, es mucho mas complicado de implementar que de teorizar, pues requiere de una profunda renovación en el diseño, aplicación y evaluación de la manera de trasladar conocimientos a los alumnos, haciéndola mucho más práctica, y haciendo que esa práctica sea lo más adaptable posible, para que el alumno pueda desarrollar las máximas competencias posibles.

Aunque el camino se está haciendo todavía, las bases ya están más que establecidas, y la LOMCE ha convertido las iniciales ocho competencias básicas educacionales en siete, las siete competencias clave, ajustándose así al marco europeo que mencionábamos al inicio.

Y después de esta nada breve introducción, aquí las tenéis, las siete de la LOMCE:

Competencia en comunicación lingüística

Todo ciudadano debe dominar la utilización de la lengua, su vocabulario, interacciones verbales, registros de la lengua, etc. Pero esto no es suficiente, y también se requiere de conocimiento para expresar ideas (saber buscar, recopilar y procesar información) e interactuar con personas de manera fluida (creando esa disposición para el diálogo, además del interés en la interacción con los demás).

Competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología

En cuanto a la primera, nos referimos aquí al desarrollo de una capacidad de usar el razonamiento matemática para la resolución de problemas de la vida diaria. Seguro que más de una vez habéis dicho u oído ese “¿cuándo me va a ayudar a mi el álgebra? ¿Haciendo la compra?”. Pues quizás esta rama en particular no, pero, ¿Cuántas veces os ha salvado la vida una regla de tres?

La competencia en ciencia es idéntica a la anterior; es la aplicación de los conocimientos y metodología científicos a la realidad que nos rodea. Y, por último, la tecnológica aplica sus conocimientos y métodos para dar respuesta a los deseos y necesidades humanos.

Competencia digital

Es muy importante saber utilizar de una manera segura las TIC, siendo consciente de los derechos y, sobre todo, los riesgos de este mundo, y saber servirse de estas nuevas tecnologías para obtener, analizar, producir e intercambiar información. Información útil, es importante delimitarlo, ya que el filtrado de datos en un mundo de información tan vasto como es Internet también pertenece a esta competencia.

Aprender a aprender

Una de las más importantes -puede que la que más-, pues implica que con lo que se le enseñe al alumno, él será capaz de proseguir con el aprendizaje, iniciar uno nuevo y organizarse para llegar al objetivo (incluso de manera colaborativa).

Las competencias clave ayudan a los alumnos a relacionar lo aprendido con la vida diaria

Competencias sociales y cívicas

Se incluye aquí la necesidad del individuo, como integrante de una sociedad de iguales, de comprender los códigos de conducta aceptados por su entorno, esos conceptos de igualdad y no discriminación, las nociones de justicia, democracia, derechos humanos y tolerancia y la defensa y fomentación de todos estos valores.

Además, la inculcación de un interés por el desarrollo socioeconómico y por contribuir a un cada vez mayor bienestar social también forman parte de esta competencia.

Sentido de la iniciativa y espíritu emprendedor

Implica aquellas habilidades que convierten una idea primigenia en un acto. En otras palabras, la fomentación y el entreno de la creatividad, además de la capacidad de asumir riesgos (controlados y en base a análisis previos objetivos) y de planificar y gestionar proyectos.

Conciencia y expresiones culturales

Ya para finalizar, quizás la mas sensible de todas, pero también una de las más necesarias, pues doméstica el carácter y dota al alumno de una sensibilidad que, relacionada con la creatividad anteriormente mencionada, puede llevarlo a altas cotas de producción y desarrollo de ideas, convirtiéndolo en un muy valioso activo para la comunidad.

Se refiere a la preparación para la apreciación de la música, las artes plásticas y escénicas, la literatura… en definitiva, el entrenamiento de la predisposición a la cultura.

Aquí finalizamos este -a nuestro modo de ver- interesante repaso a las siete competencias clave que la educación debe ayudar a desarrollar en todos y cada uno de sus alumnos. Y a vosotros, futuros docentes, recordaros eso ya comentado en el texto, adaptad vuestras programaciones didácticas, ¡nosotros os ayudamos en nuestra preparación de oposiciones 2018!